viernes, 26 de abril de 2013

Nunca es tarde...un poquito mas de novela...jejeje


-          Laura, te presento al Inspector Rodríguez de la Policía Nacional.


Laura descendió, deslizando sus pies por los escalones mientras miraba con detenimiento al Inspector. Una vez que estuvo frente a él, no pudo emitir sonido alguno, sus fuerzas sólo le permitieron levantar la mano y señalar hacia el salón, en un intento de mostrarle el camino a seguir.

-          Usted primero – dijo el Inspector. Su voz era ruda y ronca, como salida del mismísimo infierno.

Sus pies hicieron un torpe movimiento antes de poder dar la espalda a sus invitados, que advirtieron su intranquilidad. Mientras avanzaba por el pasillo, que ahora le parecía interminable, notaba la mirada de sus espectadores penetrando por su espalda, como si fuese una puñalada certera y profunda que le llegaba hasta el mismísimo corazón. Dubitativa, intentó sobreponerse antes de continuar el camino hacia su destino, de su boca brotó un lamento tan profundo como involuntario que llego a resonar por todo el pasillo hasta perderse en la inmensidad del salón. Intentó disimular lo evidente y giró la cabeza hacia Álex que esbozó una sonrisa, tan dulce, que mitigo por un segundo su inquietud.

Al llegar al salón, las piernas de Laura flaqueaban de tal forma que tuvo que sentarse rápidamente en el sofá por miedo a perder de nuevo el equilibrio. Una vez colocada se aferró nuevamente al cojín como si de un escudo se tratase. Ofreció asiento a Álex y al Inspector, que decidieron acercar dos sillas del comedor y ubicarlas delante de la mesita que había frente a Laura. La mirada del Inspector era penetrante, tan inquisidora que ella no pudo mantener la vista y fijo sus ojos en el cojín.

El silencio se hizo palpable e incómodo. El Inspector se apresuró a mitigar la tensión dirigiéndose a Laura.

-          Señorita Narváez, entiendo su nerviosismo. Mi visita es extraoficial, Álex me ha pedido que viniese a conversar con usted. Piensa que puedo ayudarla con lo sucedido anoche, no me ha contado muchos detalles pero lo pocos que he escuchado me han alarmado, me gustaría que hablásemos tranquilamente.

Laura se incorporó para coger el vaso de agua que dejó Álex en la mesita y dio un pequeño sorbo, atónita miraba a Álex, esperaba que le pudiese adelantar con la mirada lo que se avecinaba sobre ella. Él la miró e hizo un gesto tranquilizador con sus manos. Acto seguido interrumpió al Inspector y se dirigió hacia ella.

-          Laura, el Inspector es un antiguo compañero mío. Le he hablado de tus pérdidas de memoria, sólo quiere hacerte unas preguntas, no pensamos que hayas hecho algo grave. Intenta relajarte, estamos aquí para ayudarte.

No podía emitir ningún sonido, su garganta se había quedado inmóvil ante la idea de lo que estaba sucediendo. Cerró los ojos por unos segundos intentando desvanecerse de esa habitación, intentaba volver atrás, justo al momento en el que las dudas se disipaban con un recuerdo, donde no existían noches blancas con mañanas tormentosas, donde todo era felicidad. Logró por un segundo evadirse hasta que Álex se volvió a dirigir a ella sacándola de su ensimismamiento momentáneo.

-          ¿Estás lista para comenzar?

Ella tardó unos segundos en contestar, abrió sus labios con la certeza de no poder pronunciar palabra alguna y se sorprendió a sí misma cuando escuchó sí.

El Inspector se sentó al borde de la silla y se acercó un poco más a ella, intentando, tal vez, tranquilizarla.

-          Señorita Narváez
-          Puede llamarme Laura y tutearme, Inspector.
-          Perfecto, a mi puede llamarme Hugo
-          Laura, sé que tienes lagunas de memoria, te suceden por la noche, según me ha contado Álex. Me gustaría que hicieses un esfuerzo. Voy a hacerte unas preguntas y me gustaría que me contestases con la mayor sinceridad posible. No tengo prisa, puedes tomarte el tiempo que necesites.

La amabilidad que profesaba el Inspector hacia ella la desconcertó, detrás de esa fachada tosca y deslucida se encontraba una persona bondadosa y amable. Se sintió más tranquila al escuchar sus palabras, estaba dispuesta a hacer todo lo posible por descubrir lo que tanto la abrumaba desde que Álex irrumpió en su vida. Se incorporó, miró a su alrededor y observó que estaba anocheciendo. Sus horas cruciales se acercaban y esa noche no estaría indefensa, Álex seguía con ella y podría ayudarla a no meterse en más problemas.

-          Puede empezar con el interrogatorio
-          Está bien. Empecemos por lo que recuerdas de anoche. ¿Estabas trabajando?
-          Si, recuerdo que salí de mi despacho sobre las 19 horas.
-          ¿En qué trabajas?
-          Soy diseñadora de interiores.
-          ¿Algún compañero de trabajo que pudiera haberte visto salir?
-          Tengo mi propio despacho. Trabajo sola, únicamente tengo una secretaria que va por las mañanas para concertar las citas y ayudarme un poco con los proyectos.
-          Bueno, esto complica un poco más las cosas. ¿Algún conserje o personal de seguridad en el edificio?
-          Si, se llama Raúl. Recuerdo que estuve bromeando con la idea de restaurar el hall del edificio y nos estuvimos riendo juntos durante unos minutos.
-          Perfecto, de momento tenemos un testigo. Pasaré mañana a verlo para intentar hablar con él. ¿Qué hiciste después de salir del edificio?
-          Fui a un bar. Se llama O’Neill, está frente a mi trabajo. Es un pub de estilo moderno donde voy a tomar algo después de salir de trabajar.
-          ¿Hablaste con alguna persona?
-      Sí, con el camarero. Lo conozco desde hace muchos años. Antes de trabajar en ese pub, él trabajaba en un bar cercano donde iba a comer todos los días.
-          ¿Podría decir que existe entre vosotros una amistad?
-          Sí, podría decirlo así.
-          ¿A qué hora saliste del pub?
-          No lo recuerdo. A partir de ese momento todo comienza a estar bastante borroso para mí. Sólo tengo destellos de imágenes en mi cabeza pero totalmente desordenadas.
-          Bien, iremos paso a paso. Ya es muy tarde, de momento creo que por hoy es suficiente. Mañana hablaré con las personas que has mencionado y me pasaré de nuevo por aquí para seguir donde lo hemos dejado. Álex se quedará contigo esta noche y si recuerdas algo más, llamame.

Laura se extrañó ante un cuestionario tan rápido y escueto, intentó no darle importancia, dentro de la rareza que entrañaba el interrogatorio, la idea de haberle dado alguna pista con sus respuestas le reconfortaba. El Inspector se levantó de la silla, la colocó en su lugar y se encaminó hacia la salida, detrás de él iban Álex y Laura. Al abrir la puerta de la entrada la noche había invadido todo de oscuridad. Laura comenzó a temblar, con la certeza de saber su destino más próximo.  El Inspector tendió la mano hacia ella en un intento de despedida, esta le correspondió y se quedó en la puerta hasta que vio marchar su coche.

Entró de nuevo en su casa, Álex estaba hablando por teléfono, parecía que se disponía a pedir comida a domicilio. Aprovechó ese instante para ir al baño donde se sentó en el suelo y comenzó a llorar desconsoladamente. ¿Qué habría hecho esa noche para que la policía estuviese tan interesada en su relato?