sábado, 20 de octubre de 2012

Siento la tardanza...;)


Laura estaba fosilizada,  aferrada a un cojín del sofá, con todas sus fuerzas, escuchaba atónita el relato, que Álex estaba rememorando, con todo lujo de detalles. Álex miró a la mesa que estaba frente al sofá, alargó la mano, cogió el vaso de agua que le había ofrecido con anterioridad a Laura, se lo llevó a la boca dando un pequeño sorbo, que le ayudase, rápidamente, a saciar la sed que sus palabras habían producido en su boca. Apartó el vaso de sus labios, carnosos y moldeados, para proseguir, quizás, con la representación de la noche anterior.

 

-          Te preguntarás que pasó a continuación ¿Verdad?

-         

-          Tendrás que esperar. Creo que deberíamos hacer un descanso. Tengo que hacer unas llamadas y me parece que por el momento te he dado demasiada información. Puedes ir asimilándola mientras.

 

Álex se levantó con cuidado del sofá, sorteó la mesa, no sin antes hacer una breve parada para mirar de nuevo hacia el televisor, de su boca brotó un suspiro profundo, reanudó su marcha encaminándose hacia la puerta de entrada a la casa y salió con paso firme dejando una estela de incertidumbre girando en torno a Laura. 

 

Ella no pudo reaccionar al instante, se preguntaba, repetidamente, que podía estar sucediendo. Se quedó sentada en el sofá, exprimiendo su cerebro, pensando, asimilando, buscando en su cabeza un mínimo recuerdo que hiciese creíble lo que estaba escuchando pero sólo pensaba en su mala suerte.

 

A su mente llegó la imagen de Miguel, en estos meses se había convertido en su ángel protector, en voz baja se encomendó a él para salir airosa del duro trance que estaba viviendo y se levantó de un salto. Giró sus pasos hacia el gran ventanal, que se encontraba justo detrás del sofá, quizás allí, observando los majestuosos árboles, que mecían sus ramas al compás del viento, pudiese llegar a una conclusión que fuese factible para ella.

 

Tras unos minutos, embriagada por semejante paisaje, pensó que sus amigos tenían algo que ver en todo lo sucedido. Es posible que ellos, viendo su espiral de destrucción, quisieran poner punto y final a tantas noches en blanco que siempre le pasaban factura, tal vez la mejor manera que encontraron fuese asustarla. Si eso era cierto, estaba segura que no habían medido la magnitud, puesto que a ella todo lo que estaba ocurriendo le parecía desmesurado. Llegó también a especular con la certeza del relato, un temblor le recorrió todo el cuerpo, erizando su piel y provocando un latido rápido e incesante en su corazón. Si lo que Álex le estaba describiendo era cierto estaba inmersa en un problema mayor del que pensaba.

 

Intentó sobreponerse, ahora no era momento de flaquear, necesitaba toda su cordura y  todo el apoyo que pudiese conseguir. Era posible que Isabel la pudiese ayudar. Era una gran amiga desde la infancia, siempre pudo confiar en ella en los problemas banales que tuvo a lo largo de su vida. Fue un gran apoyo en el trance por la muerte de Miguel y constantemente le sugería que pidiese ayuda profesional para superar sus lagunas nocturnas. Ella era la persona indicada.

 

Sorteó rauda el sofá para dirigirse a su habitación y coger el móvil, era una llamada que ansiaba hacer lo antes posible, antes de que Álex volviese a irrumpir en su vida con detalles nuevos que le nublarían de nuevo la razón.

 

Pasó por delante de la puerta, que Álex había dejado abierta a su marcha, eludió la mesita, cercana a la baranda de la escalera, donde dejaba las llaves cada día, una mesa de hierro negro con forma rectangular no muy vistosa. Se dirigió hacia las escaleras, los peldaños eran de mármol blanco, en el filo una hilera de madera hacia las funciones de antideslizante, todo iba a juego con el pasamano, de forma recta con un leve caracol de madera en su comienzo. Subió solamente un par de ellos cuando la voz de Álex la sorprendió. Miró angustiada hacia la puerta y se sorprendió al verlo, no estaba sólo, iba acompañado por un hombre de mediana edad, con exceso de peso, barba prominente, pelo canoso, sus ojos levemente hundidos eran de color verdoso y bajo ellos una sombra negra dejaba ver su cansancio acumulado. Vestía un traje de chaqueta marrón bastante gastado, una camisa blanca sin corbata y unos zapatos negros con cordones. Era un hombre bastante siniestro que hizo que Laura se petrificase encima del escalón.

 

-          Laura, te presento al Inspector Rodríguez de la Policía Nacional. Quiere hacerte unas preguntas.   

lunes, 8 de octubre de 2012

Otra ayudita...

Bueno, nos quedan aún muchos detalles por desvelar. Uno de ellos es...¿Qué profesión tiene Laura?. Podeis opinar y decidir la que mejor os parezca!!!

viernes, 5 de octubre de 2012

A ver que os parece...

       

Laura lo miraba atónita, sin que ninguna palabra pudiera salir de su boca. Tenía incrustada su mirada en el televisor, que aún humeaba, por el cortocircuito que había producido el disparo y escuchaba, sin querer reconocer a la persona que Álex describía en su relato. Álex la miró condescendiente y continuó hablando.

 

-          Pasamos parte de la noche en mi despacho. Hablé contigo con detenimiento, intentando recomponer los hechos acontecidos pero existían muchas lagunas en tu mente que no fui capaz de restaurar. Lo único que conseguí que me contases fue esto.

 

“Eran las 21h, llovía con intensidad y el cielo tenía un color anaranjado. Caminabas por un barrio no muy recomendable de la ciudad, sin paraguas, por una calle solitaria y sombría llena de almacenes cerrados y callejones de luz tenue. Conseguí entender que buscabas un lugar donde poder comprar alcohol de calidad a precio asequible. Mencionaste que habías perdido la noción del tiempo desde que saliste de trabajar aquella tarde. No recordabas haber coincidido con ningún conocido que pudiese llegar a explicar lo que sucedió desde las 19h hasta que llegaste a mi puerta y no sabias cómo llegaste a ese lugar. Comentaste que ibas distraída mirando a la nada, borracha y bastante divertida con tu proeza, llegar hasta allí había resultado toda una odisea y tenías la adrenalina al límite. Ibas buscando el lugar que te había indicado algún extraño al que pudiste preguntar. Al dar unos pasos viste un contenedor de basura a la izquierda y un ruido te hizo girar tu cabeza directamente hacia el sonido, un hombre salió de la oscuridad de uno de los callejones y se dirigió hacia tí. No supiste darme una descripción de aquel individuo, sólo conseguiste recordar que llevaba un objeto brillante en la mano. A partir de ese momento tu mente y tus recuerdos se evaporan, hasta que llegaste a mi despacho una hora y 20km más tarde, con una pistola en el bolso.”

 

-          Sigue, por favor.

-          Bueno, no supiste referir con exactitud el lugar en el que habías estado, así que después de lo que había escuchado de tus labios decidí que era buena idea investigar un poco. Pese a la hora y a la poca información, que había recibido de tí, estaba entusiasmado con el misterio que se había detenido frente a mí, llamando mi atención mediante un golpe en la puerta. Salimos de mi despacho por la puerta de emergencia, no quería que ningún vecino te viese en ese estado. Nos dirigimos al garaje, en el montacargas, al llegar caminamos hacia mi coche, un BMW X6, de cinco puertas, color blanco y pese a tus constantes reparos, conseguí que te subieras en el para poder ir a buscar alguna prueba de lo que me habías contado. Después de examinar miles de calles sombrías, por toda la ciudad, a las 3 de la madrugada dimos con una calle que se parecía a la que narrabas en tu escueto relato, era tal y como la describiste, lúgubre y anodina, con una hilera de persianas de hierro a la espera de una hora decente, para ser abiertas y comenzar la jornada. Empezamos a recorrerla por el extremo más cercano a la carretera, pensé que quizás podías haber comenzado tu aventura por ese lugar, buscando un indicio de lo que pudo haber pasado. La calle mediría 500 metros más o menos, justo en la mitad, a la entrada de un callejón oscuro, sin salida, en el que sólo había un contenedor de basura color verde, caí en la cuenta de que era el sitio exacto que me habías descrito. Nos detuvimos y presté atención a algo sospechoso que había en el suelo. Me agaché para tocar una mancha asimétrica, no más grande que la palma de mi mano, color rojo intenso. Debido a la humedad de la ciudad y tal vez a la hora, aún estaba acuosa. Al posar mi dedo en el suelo y comprobar la textura no tuve ninguna duda, se trataba de sangre. Gracias a mi postura pude observar que, frente a mí, existía un rastro de pequeñas manchas rojas. Las fuimos recorriendo hasta que dimos con un importante charco del mismo color. Me incliné y tomé una muestra, con los fieles bastoncillos, que siempre me acompañan, quizás más adelante podría llevarlo al laboratorio para analizarlo con detenimiento. Te miré atónito mientras buscabas por tu cuerpo alguna herida, que pudiese haber provocado ese rastro de sangre, pero no tuviste éxito. Tu cara se tornó casi sepulcral, te sentaste en el suelo, pusiste la cabeza entre tus piernas y comenzaste a llorar. En ese momento escuchamos el ruido de un motor. Te levanté con rapidez y nos escondimos en uno de los callejones, detrás de unas cajas de cartón apiladas, favorablemente, para observar lo que pasaría a continuación.      

miércoles, 3 de octubre de 2012

Un poquito más...



-          ¿Contratarte? ¿Para qué?

-          Soy detective privado y me contrataste anoche.

-          ¿Detective? ¿Para qué iba a contratar a un detective?

-          Vaya, parece que tendré que empezar desde el principio
 

-          Eran las 22.30h y llamarón a la puerta de mi despacho. Extrañado por la hora tan intempestiva me dirigí hacia ella y me aproxime a la mirilla. Allí descubrí a una chica estremecida, estaba llorando, con la cara descompuesta, el pelo alborotado, el rímel deslizado por sus ojos y la parte de arriba de su camisa, color negro, rota. Eras tú. Abrí rápidamente  y caíste en mis brazos pronunciando sólo una palabra: Ayúdame.”

 
-          Así fue como nos conocimos - Le dijo mirándola fijamente a los ojos.

-          ¿Te pedí ayuda?. ¿Por qué?  No logro entender lo que me cuentas. Me han pasado cosas muy raras durante este tiempo pero esto no lo puedo llegar a creer.

-          Te sorprenderá, espera a que termine y entonces decides.

 
-          Te ayudé a entrar en mi despacho, te sentaste como pudiste en el sofá que tengo en la entrada, justo frente a la mesa de recepción. Te ofrecí un vaso de agua pero me pediste algo más fuerte por lo que entré a mi despacho, me dirigí al mueble-bar que tengo detrás de mi mesa y te puse en un vaso un poco de bourbon. Me dirigí hacia donde estabas, por el camino percibí tu afán por sujetar con fuerza el bolso verde que llevabas, te puse el vaso en la mano derecha y te ayudé a llevarlo hasta la boca. Lo bebiste de un trago, sin respirar, lo dejaste entre tus manos, sujeto también por tus piernas, que no dejaban de moverse y entonces comenzaste a hablar sin parar. Me costaba entender lo que decías hasta que de tu bolso sacaste un revolver. El mismo que hay sobre la mesa.” Álex hizo una pausa mientras señalaba el arma.
 

-          ¿Cómo voy a tener yo un arma? Estoy en contra de las armas de fuego. Esto no tiene ningún sentido, pienso que te lo estás inventando todo. Seguro que te conocí anoche en algún bar, te conté mi habilidad para olvidar mis algarabías nocturnas y te estás queriendo aprovechar de la situación. Te resultará muy divertido pero tengo mejores cosas que hacer, te rogaría que te marchases,  además seguro que este arma es de juguete.

 

Laura cogió el arma, apuntó hacia el frente y disparó esperando silencio pero su cara cambió de color al escuchar un gran estruendo seguido de un proyectil que fue directamente al centro de su televisión de plasma. Los dos quedaron paralizados y Álex se apresuró a quitarle la pistola de sus manos temblorosas e interrumpidas por el pánico.

 

-          Soy toda oídos – dijo sentándose en el sofá todavía sobrecogida por lo sucedido

 

Álex la miró con clemencia y prosiguió su relato.

 

-          Cuando sacaste la pistola supe que estabas en serios problemas, no es fácil conseguir un arma y menos aún para una chica como tú. El arma seguía posada en la palma de tu mano, era una pistola Crosman C11, semiautomática de color negro, de calibre 4,5 con capacidad para 18 balas. Me aproxime a la mesa de la recepción, cogí un bolígrafo y lo pasé por el gatillo para no tocarla. Me apresuré a coger un pañuelo del bolsillo delantero de mis pantalones para quitar el cargador, lo saqué con delicadeza, lo observé con detenimiento y me sorprendió comprobar que faltaban dos balas. Me intrigó demasiado tu osadía, en ese momento decidí descubrir qué había sucedido en las horas previas a tu visita y me prometí a mi mismo llegar hasta el final, pasase lo que pasase.”

viernes, 28 de septiembre de 2012

Gracias!!!

Bueno, parece que todo el mundo está de acuerdo...Álex será detective privado. Dentro de poco leereis como se va desarrollando. Gracias a los que habeis aportado vuestro granito de arena!!!

Una ayudita....

Bueno, llegados a este punto me gustaría saber vuestra opinión. ¿Qué ocupación os parecería que tuviese Álex? ¿Psicoanalista o detective privado?. Dependiendo del resultado la novela se inclinaría hacia un lado o hacia otro completamente diferente. Es tu momento!!!

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Un poquito más...


 

-          Laura  ¿Dónde estás?- preguntó de nuevo

 

Ella permanecía inmóvil, asía el cuchillo con fuerza, con tanta que hasta tenía marcada la empuñadura en su mano temblorosa. Pese a la presión que estaba soportando intentaba hacer memoria sobre lo que podía haber sucedido aquella noche para estar viviendo ese momento pero había tantas lagunas en su mente que parecía un mar desolado por una gran tormenta.

 

-          Sé que estás aquí Laura. ¿Por qué te escondes? No tengas miedo, ya lo hablamos ayer.

 

Ayer, esa palabra resonó con fuerza en su cabeza. Si pudiese recordar lo que pasó tal vez se sentiría más tranquila. Era obvio que si ese individuo le quisiera hacer daño ya lo habría hecho, había transcurrido toda una noche junto a él sin incidencias, o eso creía. Era imposible que pudiese pensar con claridad bajo esa tensión, dio un par de golpes a su cabeza para intentar vislumbrar algún recordatorio que le sirviese y torpemente hizo caer el cuchillo sobre el suelo. Su cara palideció ante el sonido que había provocado su impericia y comenzó a temblar al escuchar unos pasos que se dirigían hacia ella.

 

-          Vaya estás aquí. Es verdad que no recuerdas nada. No llegaba a creerlo pero es cierto. Ven, hablaremos sobre lo sucedido anoche.

 

Se incorporó como pudo y cogió la mano que le había tendido ese hombre extraño que parecía conocer demasiado sobre ella. Se sentía perdida, sus piernas no le respondían así que resignada se dejó guiar por él sin poner ningún impedimento. Se encaminaron hacia el salón, esa habitación no distaba mucho del resto de la casa que poseía alejada de la ciudad, de diseño vanguardista era su lugar favorito para evadirse del día a día. De gran amplitud, el color gris de las paredes daba paso a un gran ventanal revestido de un marco color blanco que iluminaba la estancia y abría paso a la visión de un parque lleno de abetos y pinos donde se podía respirar serenidad, El mueble principal era una distribución de estanterías negras y blancas ubicadas de tal forma que hacían una figura similar a la letra M, con una gran televisión de plasma en el centro y diferentes figuras de diseño distribuidas entre ellas. En el techo, de color blanco, colgaban dos lámparas grandes de forma cilíndrica del mismo color de las paredes, una alfombra color negro sostenía una mesa baja de cristal trasparente de forma ovalada donde se encontraba depositada el arma, carecía de cuadros en las paredes porque aún estaba pendiente de escoger los mejores. Un poco más alejada y suspendida en el techo una hilera de focos cilíndricos iluminaba una mesa de comedor de cristal cuadrada con seis sillas de cuero blancas, un chaise longue también de cuero color blanco presidía la sala, allí fue donde la depositó para que se clamase y poder hablar con detenimiento.
 

Ella con voz agitada se propuso a empezar la conversación cuando él la detuvo ofreciéndole un vaso de agua. La visión del arma la hacía sentir incomoda, no sabía quien era él ni que se proponía pero se dejó llevar, pensó que ya estaba todo perdido para ella y no ofreció resistencia. Tomó el vaso y bebió con mimo como si fuese lo último que llegaría a tomar.


-          Entonces no recuerdas nada – interrumpió él

-          No, mis noches están borrosas para mí. No consigo saber qué pasó durante ese tiempo y me despierto sin recuerdos de ninguna clase. ¿Quién eres?

-          Perdona no me he presentado. Me llamo Alex. Me contrataste ayer.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Proseguimos!!!


Caminó con ligereza hacia el cuarto de baño, era su refugio en estas situaciones. Cerró la puerta cuidadosamente y miró complaciente a su alrededor. Era un baño amplio, de diseño moderno, los azulejos, de color sepia, envolvían una bañera redonda de hidromasaje color blanco; el lavabo estaba suspendido y debajo de el una repisa de mármol sujetaba unas toallas, color gris claro, admirablemente dobladas; encima del lavabo un enorme espejo reflejaba su rostro cansado. Abrió el grifo y llenó sus manos de agua fresca que dejó caer por su rostro como si de gotas de lluvia se tratase. Pasó unos minutos de pie mirando su cara empapada, pensando como podría deshacerse de aquel invitado. Debería estar acostumbrada a lidiar con esas situaciones pero cada día le resultaba más espinoso enfrentarse a un extraño. No había pasado mucho tiempo cuando  un ruido la sacó de su ensimismamiento.


-          ¿Laura? – dijo una voz al otro lado de la puerta

-          ¿Sí?

-          Perdona, ¿Te queda mucho? Tengo que entrar

-          Un segundo…


No!! se había despertado antes de lo que ella esperaba. Ese momento era la peor parte de sus correrías, tendría que mirarlo a la cara para estar al corriente del tipo de hombre con el que le había tocado pasar la noche. Había habido toda clase en su haber...tantos que ni siquiera quería saber a que grupo pertenecía, por suerte sólo duraría unos minutos en su memoria y lo desecharía como un papel viejo que se tira, sin pensar, a la papelera. Debía alejarlo de ella lo antes posible para poder continuar su mañana de sábado metida bajo la almohada sollozando por su mala cabeza.


Salió como una exhalación evitando que se cruzasen sus miradas cuando una sensación  interrumpió su huida, alucinada observó como la mano de ese individuo rozaba su pelo. Horrorizada dio un salto hacia delante y lo miró con cara desafiante, su mirada se tornó al ver su rostro. Era un chico alto, delgado pero se notaba su afición a ir al gimnasio por sus desarrollados músculos, de pelo rubio ensortijado, ojos verdes, amplia sonrisa, mentón pronunciado y facciones bien delimitadas. Era bello por fuera y se quedó boquiabierta al observarlo con detenimiento. Había coincidido en estos meses con hombres medianamente atractivos pero nunca le habían llamado tanto la atención como este extraño que entraba con rapidez en su baño.


Paralizada esperaba que algo la hiciese volver a su ser y dejar de bendecir lo que su mirada acababa de absorber con tanta lujuria. Pensó en como habría sido la noche con ese hombre tan apuesto y se recriminó los lapsus de memoria que tan acertadamente le proporcionaban estabilidad. No tardó mucho en volver a la realidad cuando en la mesa del salón vio un arma. Sobresaltada no encontró refugio en su mente para semejante hallazgo. Caminó unos pasos hacia ella y escuchó la puerta del baño abrirse. Pavorosa miró hacia su espalda y huyó dando saltitos casi insonoros hacia la cocina, quizás allí encontraría algo para defenderse.


-          ¿Dónde estás? – Dijo él con voz ronca


El silencio se apoderó de la habitación y las palabras retumbaron en las paredes como si de un eco se tratase.  Laura estaba agachada detrás de su nevera de diseño con un cuchillo aferrado a su mano esperando el momento oportuno para comenzar su fuga.

martes, 18 de septiembre de 2012

Tres...dos...uno...comenzamos!!!


Se despertó después de, lo que ella pensó, un corto sueño, toda la habitación daba vueltas y su cabeza parecía tener dentro un martillo que no cesaba de golpear.

No recordaba nada de la noche anterior y la resaca que tenía era considerable, el mal aliento que desprendía su boca hizo que las ganas de lavarse los dientes fueran imperiosas.

Intentó levantarse de la cama pero algo se lo impidió, una figura dormía placidamente a su lado, se incorporó un poco para descubrir la cara de ese invitado tan inesperado que había aparecido de la nada en su lecho.

Miró sin hacer ruido, no quería despertar a ese hombre que no recordaba haber conocido y se dijo en voz baja:”Otra vez no, joder”.

No era la primera vez que encontraba a un extraño en su dormitorio o despertaba en alguna casa ajena con la sensación de haber tenido una mala experiencia. Los estragos de la noche habían hecho mella en ella y los excesos que cometía cada día le pasaban la factura por la mañana.


Todas las semanas se prometía a sí misma cambiar su forma de actuar pero después, durante unas horas determinadas de la noche, ya no se acordaba de nada y volvía a caer en una espiral de desenfreno que la llevaba a vivir momentos que siempre le acababan perturbando al amanecer.

Su mente borraba todo lo pasado en esas horas, parecía como si se convirtiese en otra persona, sus problemas no existían y podía dejarse llevar por un infinito de oportunidades que siendo ella misma nunca tendría.

Mirándolo desde un punto de vista bastante egoísta no parecía que estuviese mal pero con la sinceridad que da el raciocinio no era una vida plena, ni siquiera era una vida. Se alimentaba de noches en las que no se reconocía, perdía toda la identidad que le hacía ser alguien y se dejaba mecer en los brazos de la perdición hasta el día siguiente, hasta que ya nada tenía sentido y su sensación de culpabilidad la hacía esconderse debajo de las sabanas para poder borrar ese sentimiento de vacío que siempre le quedaba.


Llevaba unos meses malviviendo de esa manera, su vida no era de color de rosa pero tampoco era de color negro. Tenía un buen trabajo, muchos y buenos amigos y una familia que siempre la apoyaba en todos sus proyectos. ¿Por qué llegaba a ese estado de transformación tan extremista?.

Sus amigos no llegaban a entender como podía cambiar tanto y lo achacaban a la bebida y tal vez a la soledad que se había apoderado de ella desde hacía sólo cuatro meses.

Su pareja había muerto en un accidente de moto y aunque sólo llevaban seis meses juntos, habían creado algo tan especial que podía ser envidiado por cualquiera que pudiera saber lo que significa sentirse plenamente amado. Lo estaba superando bien, la paciencia de sus amigos era su mejor aliada y poco a poco iba borrando de su alma el dolor que sentía cada vez que recordaba un gesto, una caricia, un beso o una noche de dialogo con esa persona que le dio la vida cuando se encontraba tan perdida.


Había noches que se quedaba durmiendo con las lágrimas deslizandose hacía la fotografía de Miguel que ella abrazaba a cada momento. Tras pasar unas horas así se levantaba, fuese la hora que fuese y salía a buscar algo de lo que no estaba segura pero que siempre acababa encontrando.     

Primer día

Buenos días,

Hoy me he dispuesto a escribir una novela, sí, he decidido sacar esa vena artistica y hacer disfrutar al mundo de los lectores con mis palabras.  En este blog publicaré día a día lo que voy escribiendo. El objetivo es que seas participe del nacimiento de este proyecto. Se me ocurre que puedes leer las entradas y opinar si te parece bien o si desearías cambiar algo para que siga otra linea diferente. Se aceptarán todo tipo de comentarios sobre el tema, eso si, siempre dentro de la educación y el respeto que merece este proyecto. Te apuntas a esta aventura?